Los niños tienen una capacidad casi infinita de aprendizaje en sus primeros años, gracias a la plasticidad cerebral.
Los esquemas de conocimiento o los estilos de aprendizaje que sean capaces de adquirir y desarrollar en esta época, les acompañarán a lo largo de toda su vida, haciendo más eficiente su pensamiento no sólo a la hora de hablar de éxito académico, sino también en cuanto a la resolución de problemas de diversa índole que van a ir encontrándose durante sus años de niñez, adolescencia y vida adulta.
Un niño inteligente, que es independiente para resolver sus dificultades, es capaz de autorregular su conducta, fijar sus propias metas y el camino para alcanzarlas, y ser más feliz.